Quien realice un viaje a Madrid, no puede dejar de visitar el Monasterio de El Escorial: a unos 50 km de la ciudad y a los pies de la Sierra de Guadarrama, el monasterio fue construido por orden de Felipe II, quien quiso conmemorar la victoria sobre los franceses en la batalla de San Quintin. El monasterio fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984, no sólo por las habitaciones y pasillos interminables, sino también por los hermosos jardines desde donde podrá disfrutar de una espléndida vista del paisaje circundante.
Situado a los pies de la Sierra de Guadamarra a unos 1000 m sobre el nivel del mar, se encuentra El Escorial, uno de los complejos arquitectónicos y artísticos más importantes de España. De tamaño monumental (más de 2000 habitaciones), que fue construido por el rey Felipe II de España para conmemorar la victoria sobre los franceses en el día de San Lorenzo, de ahí el nombre del Monasterio de San Lorenzo.
Construido con granito claro que da al edificio un sentido de austeridad, tan grandioso para ser llamado por sus contemporáneos como la octava maravilla del mundo, tiene una planta rectangular para recordar el lugar donde fue martirizado San Lorenzo y se divide entre el Palacio y el Convento de San Lorenzo, el Panteón, la Biblioteca y los llamados Nuevos Museos. Los ambientes que contienen estatuas, pinturas y frescos, mobiliario de gran valor, fueron decoradas por artistas famosos, desde Carracci a Luca Giordano, Tibaldi Pellegrino, Coello, Tiziano, El griego, Diego Velázquez, Giovanbattista Crescenzi, Hieronymus Bosch.
En la planta baja está el Panteón de los Reyes, donde están enterrados los reyes de España, el que conduce a la sacristía y a la sala Capitular. Aunque si parte del patrimonio ha sido transferido al Museo del Prado, el Escorial cuenta con una colección de obras de importancia mundial.
Desde el Escorial se puede organizar un hermoso paseo para descubrir el paisaje de los alrededores, como por el pequeño pueblo de San Lorenzo. La mejor opción es recorrer el patio de la fachada norte del monasterio y subir hasta la calle principal Floridablanca flanqueada por un gran número de edificios históricos, como las tres Casas de Oficios, los Cuarteles Reales y el Real Coliseo de Carlos III. Desde aquí se ramifican muchas calles tranquilas donde pasear, saborear un helado, y visitar tiendas donde comprar artesanía, cerámica y libros. A lo largo del camino se encuentran también monumentos del siglo XVIII como la Casa de las Columnas y las Cocheras del Rey (ex diligencia al final de la calle Juan de Leyva). Al interior hay un encantador museo que vale la pena visitar. Antes de ir no olvide comprar algunos dulces típicos como los caramelos de violeta o bizcochelas sabrosas, hechas con huevos y harina, con sabor a naranja.