La Costa Brava debe su nombre a la naturaleza primitiva e incontrolada que la caracteriza. Popular por sus playas solitarias, aguas cristalinas y por sus calas escondidas que se extienden desde Blanes hasta la frontera con Francia. La Costa Brava es el lugar ideal para visitar y pasar vacaciones de verano en Europa. Lugares como Lloret y Blanes ofrecen la oportunidad de disfrutar de unas vacaciones llenas de diversión, mientras que otros lugares, como Roses y Cadaqués, son perfectos para aquellos que quieran pasar unos días menos agitados. A continuación, le ofrecemos una lista de 10 lugares que ver en la Costa Brava en España.
Lloret de Mar: es uno de los lugares más atractivos de la Costa Brava, sobre todo por la cantidad de jóvenes que la visitan. Clubes, discotecas, pubs y bares ofrecen entretenimiento las 24 horas del día, sin tener que gastar una fortuna. No es el lugar indicado para quien desea pasar unas vacaciones relajadas y tampoco es el punto más hermoso de este tramo costero, ya que son muchos los edificios que llegan hasta la playa. Sin embargo, Lloret cuenta con siete kilómetros de playas limpias bañadas de un mar espléndido. No sólo diversión desenfrenada encontrará en Lloret, también hay muchas cosas para visitar. Muy hermosos son, por ejemplo, los jardines de Clotilde que caen a pique sobre el mar o la Casa Garringa, la única sobreviviente de las antiguas casas de los nativos. También hay que visitar la Ermita de Santa Cristina, la Iglesia de los pescadores, donde cada 24 de julio se celebra la Fiesta Mayor.
Tossa de Mar: Si Lloret es el destino elegido por los jóvenes, la vecina Tossa cuenta un turismo más sofisticado. El antiguo pueblo medieval, llamado Vila Vella, está perfectamente conservado y todavía rodeado por murallas del siglo XII. Tossa de Mar es el único ejemplo de ciudad fortificada en la Costa Brava. Cuenta con un Museo Municipal, que alberga un museo arqueológico, donde también hay obras de artistas que la han visitado, como Chagall. La zona turística, muestra una ciudad ordenada, limpia, con una gran variedad de hoteles, bares y restaurantes. A diferencia de Lloret, Tossa es probablemente el lugar más bonito de la Costa Brava, la belleza de sus playas y el extraordinario patrimonio artístico y cultural hacen de Tossa un importante punto de referencia para un turismo más sofisticado.
Blanes en Costa Brava: Cómo Tossa, también Blanes se diferencia de Lloret por recibir un turismo mucho más tranquilo y familiar. A diferencia de Tossa, es uno de los pueblos de la Costa Brava más urbanizado, por la gran cantidad de alojamientos que necesita para la gran demanda de turistas que recibe.
Acantilados, calas tranquilas y playas son las principales características de Blanes, que ubicada a medio camino entre Girona y Barcelona, es la puerta meridional de la Costa Brava.
Entre las cosas que ver aquí, está el Castillo de Sant Joan y con el mismo nombre la Ermita desde donde se puede observar un hermoso paisaje, o la Fuente Gótica, situada en el corazón del centro histórico.
Entre las cosas que ver aquí, está el Castillo de Sant Joan y con el mismo nombre la Ermita desde donde se puede observar un hermoso paisaje, o la Fuente Gótica, situada en el corazón del centro histórico.
Cadaquès: es un pequeño pueblo solitario con casas blancas de tejados rojos, rodeado de olivares. A los turistas les ofrece el mar y un rico pasado artístico. Cadaqués ha sido el destino preferido para muchos artistas, los primeros en establecerse aquí fueron Salvador Dalí, seguido por muchos otros: Picasso, García Lorca y Buñuel. Cerca del centro, puede disfrutar de unas vistas impresionantes del Parque Natural de Cap de Creus o de Portlligat con la casa museo Dalí. Cadaqués no es el destino ideal para ir al mar, la única playa está siempre llena de gente.
Calella de Palafrugell: es uno de los lugares más pintorescos y fotografiados de este tramo costero. La costa es rocosa y llena de calas, donde se puede tomar el sol en total intimidad, verdaderos paraísos naturalesl, detrás de los cuales encontrará calles estrechas con casas blancas, tiendas de recuerdos y restaurantes típicos. La playa principal es la Playa Central de la Calella, pero la más conocida e inmortalizada en fotos y postales es la Playa de Canadell.
También puede visitar el Jardin Botánico Cap Roig o dar un paseo hasta el faro de Sant Sebastià en Llafranc y admirar una hermosa vista del Mediterráneo.
También puede visitar el Jardin Botánico Cap Roig o dar un paseo hasta el faro de Sant Sebastià en Llafranc y admirar una hermosa vista del Mediterráneo.
Estartit : Punto de partida para visitar las Islas Medes, el Estratit es otro ejemplo de cómo un pequeño pueblo de pescadores puede convertirse en un gran destino turístico: el mar, los edificios modernos y un gran número de visitantes. La única y extensa playa se divide en tres partes: la principal playa, justo en el centro de la ciudad y siempre llena, la playa de la Pletera, un poco más solitaria, y la playa Griells, excelente punto de partida para visitar la Reserva Ter Velly. Además de las playas, Estartit cuenta con pequeñas calas, entre las más hermosas está la Cala de Calella, cerca del puerto.
Rosas en Costa Brava: Roses, a partir de los años 50, ha hecho del turismo su principal fuente de ingresos. A las playas urbanizadas se le unen playas vírgenes como Cala Jóncols en el Parque Natural del Cabo de Creus, donde se puede bucear, o la Cala vellosa, donde en el almuerzo se puede disfrutar de la deliciosa comida a base de pescado. Sin embargo, es la Playa de Roses, en el centro de la ciudad, ideal para las familias que quieren disfrutar de variados servicios.
En Roses, no puede dejar de visitar la Ciudadela y el monasterio románico de Santa María. La Ciutadella es una ciudad fortificada donde se encuentran los restos del original núcleo de la ciudad fundada por los griegos y los romanos.
Platja D'Aro en Costa Brava: Los turistas llenan las playas y calles de Platja D'Aro, tanto de día como de noche. Castell d'Aro,en su interior, Platja d'Aro y S'Agaró en la costa, son los tres municipios que conforman la ciudad. Sólo el primero de los tres centros ha sabido conservar el aspecto de una aldea rural, los otros dos están cargados de construcciones y turismo en masa. Sin embargo los tres están unidas por largas playas y pequeñas calas que le permiten elegir entre las más concurridas y ruidosas como Platja Gran, o entre los lugares más tranquilos y reservados como Cala Rovira, Cala del Pil y Casa dels Canyers. Otros lugares que merecen la pena visitar son Sa Conca cuya belleza hace que sea elegida como lugar para filmar películas y anuncios publicitarios, y Cala Pedrosa con el característico Camino de Ronda de S'Agaró.
Begur: La austeridad del castillo medieval domiina la ciudad: las casas de los indios, las calles con el conjunto caótico de edificios, casetas de pescadores, son la evidencia de una historia larga e intensa. Una historia que ha visto piratas, marineros, pescadores que viven en una tierra que, a pesar de los cambios, ha conservado sus raíces e identidad. Begur cuenta con varias playas y calas entre las más bonitas de la Costa Brava, la más grande es la playa de Sa Riera. Desde Sa Riera se puede llegar a las playas de Pals y Illa Roja, esta última es una famosa playa nudista de renombre internacional. Para disfrutar del mar y del sol con total privacidad, Sa Tuna es la ideal, es difícil de llegar por eso es perfecta para aquellos que buscan tranquilidad, aquí la arena negra hace que sea aún más azul el color del mar.
Sant Feliu de Guixols: Monumentos, playas, naturaleza virgen y una animada vida nocturna son excelentes razones para realizar unas vacaciones en San Feliu. Además de la playa principal que bordea la ciudad, la costa de Sant Feliu está llena de calas solitarias. Después de disfrutar del sol y el mar, el pueblo ofrece muchos monumentos para visitar: el monasterio construido en 1723 para albergar a las monjas benedectinas es uno de ellos, o la ermita de Sant Elm, desde donde se puede admirar un hermoso panorama de la Costa Brava. Tampoco se puede perder Pedralta, la piedra balanceo más grande de Europa, que en el pasado, marcaba la frontera entre San Feliu y Santa Cristina de Aro. Pasee a lo largo de la Rambla del Portalet le permitirá compartir la vivacidad de las personas que llenan la línea de costa durante el día y por la noche.